martes, 19 de noviembre de 2019

                                                       PURA BRASA. BILBAO



     Me hubiera gustado que la comida fuera grasienta para poder hacer la gracia de cambiarle el nombre por el de "Pura Grasa", pero no, no estaba grasienta, ni siquiera mala. Sin embargo, merece que después de cuatro años sin encontrar ningún sitio digno de entrar en este blog, este restaurante de una zona noble de Bilbao pase a formar parte de la lista negra de los"Sitios a los que no ir".

      El sitio me ha resultado un  tanto extraño. Al tomar asiento detecté un hilo musical incómodo, sin llegar a ser molesto. Si cerrara los ojos podría imaginar fácilmente que estuviera en la Ciudad Prohibida oyendo a viejos músicos chinos tocando sus "erhus". Choca un poco siendo un asador en el centro de Bilbao, pero bueno. El siguiente tema dio un brusco giro étnico y geográfico para deleitarnos con flautas de pan peruanas y canciones de rock en su versión más andina. Un deleite para los oídos más exigentes... Y así, un no parar.

      Pero esto no es lo importante en un restaurante. En un restaurante lo más importante es la comida y la comodidad. Lo cual en este caso no hay nada asegurado. Las sillas están muy bien pensadas para que no te quedes mucho rato. Las sobremesas no son bien vistas en este establecimiento. Más de una hora ahí sentado y se te queda el culo plano. ¡Menudos tablones!

      Por otro lado la comida, no sabe mal, ni es grasienta, pero tampoco es nada del otro mundo, y lo cobran como si sólo sirvieran percebes y cigalas. Me explico. Éramos cuatro para cenar, y pedimos cuatro raciones para compartir. Después de que el camarero (muy amable) nos tomara nota, le pregunté que si así era suficiente, a lo que jocosamente me respondió:

    - ¡Bueno, eso yo me lo pido de aperitivo, y después una chuleta para rematar, ja, ja, ja!

    ¡Qué gracioso este chico de Bilbao! Pensé yo para mis adentros. Sin embargo, cuando empezó a llegar la comida empecé a comprender al hilarante sujeto.

     De primero croquetas caseras de bacalao. ¿Ocho eurazos con cincuenta céntimos (8,5€) por cuatro (4) croquetas? Lo pongo con número y letra por si a algún despistado se le escapa la barbaridad que es. Y no estaban malas. Pero lo grave es que tampoco estaban buenas para que me dieran esa bofetada, eran unas croquetas, sin más. Croquetas y punto. Se les va la olla...

      El siguiente plato es de campeonato. No sé cual le pisa los pies al otro en precio y mediocridad. Surtido de quesos del mundo... Venga, venga, venga... ¡Vaya pegote se tiran! Dos lonchas de queso manchego cortadas por un cortador de jamón de los buenos. Finitas, finitas. De las que pasan por debajo de las puertas sin rozar la parte de arriba. Dos de otro queso de similar textura (no soy un experto, pero creo que eran de otro manchego menos curado) y mismo corte. Dos medallones de camembert del radio de un vaso de chupito y un grosor un centímetro y dos minicuchilladas de queso azul y una minima cortesía de membrillo. ¡¡¡¡DIECISIETE CON CINCUENTA!!!!! No había ni cincuenta gramos de queso en ese plato.

     La brocheta de pollo una comedia. Venga, 13€ por 5 trozos de pollo del tamaño de medio pulgar. no merece la pena que gaste más energía tecleando. Y lo último, huevos rotos (los tuvimos que romper nosotros) tan pasados que las yemas eran tortilla con morcilla de burgos. La morcilla echada por encima como quien echa sal gorda a una chuleta. Podían haber advertido que era espolvoreada desde la distancia y no morcilla en sí... En fin. Ya no me acuerdo del precio, pero seguro que para caerse muerto. Todos los platos con patatas fritas. Hasta las croquetas, joder, que le pegan menos que a un Cristo dos pistolas.

       En general todo muy mediocre. y el local muy feo. ¡Horrible! Y la música, ¡una mierda también!



                            NO SE ACERQUEN. GO. RUN. GO AWAY. SAL PITANDO.

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