miércoles, 13 de agosto de 2014

LA CRUZ BLANCA. SANTANDER (como no...)

     Pues es que cuando uno es bobo no aprende, y en este caso, pues como los intentos de envenenamiento en esta ciudad son constantes y no aprendo, pues casi me enveneno.

      Entro aquí esquivando todos los sitios anteriores que salen en este blog en Santander. Están todos muy próximos. Pido el menú. Algo sencillo. Una ensalada de pasta y un escalope... Nada más, ni cosas raras ni naaaaa... Bueno, pues a la ensalada de pasta, le echan chopitos por encima. Refritos y refríos . Y no entiendo yo este punto de imaginación de última hora. ¿Le han dicho al cocinero que tiene que ser creativo? ¡Joder! Pues que no se pase porque lo van a fichar en Apple como siga en esa línea. Entiendo por una ensalada de pasta algo fresquito, ligero. ¿Qué puñetera necesidad había de echarle fritanga de la chunga por encima? ¿Sobraban? ¿Los rescataron de algún plato de otra mesa y les da apuro tirar comida?

      Cuando llegaba el escalope lo detecté a lo lejos. El mismo olor fritangoso, espeso y asqueroso de los chopitos se acercaba por el pasillo de entre las mesas. ¡Puf! He comido un poquito. Y una patata frita. ¡Qué me lo saquen ya! No quiero tener que digerirlo.

      Postre no me ha ofrecido directamente. Ha debido notar mi malestar físico según iba avanzando la ingesta.  Seguro que había fritanga de nuevo.

    Como siga tachando sitios en esta ciudad voy a tener que empezar a gastar 50€ para comer. Y ni así. Si es que a este sitio, en vez de La Cruz Blanca deberían haberlo llamado La Cruz Frita.

     PD: aún no he pagado y ya siento los efectos de la fritanga en mi cuerpo.